La tecnología avanza a pasos agigantados y esta vez le tocó a la rama farmacéutica.
Por ejemplo, si un científico o médico necesita una sustancia en particular que sólo se puede conseguir en una planta o animal situado en la otra punta del globo, en vez de hacer el viaje sólo tiene que dejar que la máquina lo cree. La estrategia de Burke consiste en romper las moléculas en bloques más sencillos de modo que puedan ser fácilmente reunidas. La impresora funcionará a base de compuestos químicos básicos que se utilizarán como materia prima. El aparato sintetizará los elementos necesarios y eliminará los inútiles. Finalmente, tras una reacción química, reunirá los elementos necesarios para el compuesto.
De esta manera sus creadores aseguran poder conseguir miles de productos químicos diferentes pertenecientes a 14 tipos diferentes de moléculas, un número no tan alto como suena pero que puede usarse para desarrollar nuevos medicamentos y productos en muy poco tiempo, reduciendo un trabajo que normalmente ocupa años.
Reseñó EntornoInteligente
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